Prensa.- El 24 de junio de 1821, desde las alturas del cerro Buena Vista, Bolívar y su Estado Mayor observaron, aquel 24 de junio de 1821, la ubicación del Ejército español sobre la pradera de Carabobo. En este sentido Bolívar, había elegido un excelente lugar de observación en las alturas, indispensable estrategia en las batallas de entonces. El lugar de observación es un elemento importante en todas las batallas, sobre todo para el líder. También estaba acompañado de su Estado Mayor, lo cual manifiesta su conocimiento en el adecuado asesoramiento y acompañamiento prudente, de asesores, que todo líder debe tener.
A las 11 de la mañana, la campaña militar concebida, planificada y ejecutada por el Libertador, desde el año precedente, ya estaba por finalizar, la hora cumbre de Venezuela llegó. Es importante destacar la importancia de la planificación ordenada y calculada por el estratega Bolívar. La batalla culminó temprano. Así ocurre con las faenas que son planificadas y ejecutadas ordenadamente. Todo sale según lo planeado.
Las distracciones concebidas por Bolívar, meses antes, y perfectamente ejecutadas por sus generales Cruz Carrillo y Bermúdez, en el Occidente y el Oriente respectivamente, habían obligado al Mariscal La Torre a partir su Ejército, en auxilio de esos frentes. Aquí vemos la importancia de dividir inteligentemente al enemigo, para enfrentarlo dividido y debilitado. La importancia de evaluar sus intereses y utilizarlos. La importancia de presentarle alternativas, para medir su tino y en medio de esa confusión premeditada, ir preparando el terreno a nuestro favor. O sea, el mismo ejército realista fue fraguando su derrota.
Una vez superada la movilización por la Serranía de las Hermanas y por el Desfiladero de Buena Vista, el Ejército patriota estaba listo para entrar en acción. En este caso vemos como es esencial dirigir las fuerzas, específicamente escogidas, hacia el lugar del enfrentamiento y tenerlas preparadas para lo que pueda ocurrir. Es preciso planificar el lugar de la batalla final de antemano.
Bolívar había identificado un sector débil en el lado derecho realista, no tan bien resguardado como su centro y su izquierda, y sin vacilar, ordenó en una maniobra enfilada hacia ese sector, a las divisiones de los generales Páez y Cedeño. En este caso se observa, que Bolívar atacó el punto débil del adversario, o sea efectuó un ataque razonado e inteligente. Lo hizo sin vacilar, decidido, seguro de su conocimiento.
Los batallones Bravos de Apure y Burgos fueron los primeros en enfrentarse, tranzándose en un combate que marcaría esa jornada. La Legión Británica y Tiradores entraron en acción e hicieron retroceder al Burgos, los batallones realistas Infante y Hostalrich llegan en su auxilio, pero un ataque combinado de los tres grupos patriotas, atacando a la bayoneta, rechaza a los españoles y les permite recuperar la sabana de Carabobo. La Torre envía a los pelotones Príncipe y Barbastro a sostener la zona, lo logran sólo provisionalmente. La unión y las acciones combinadas son decisivas, la unión hace la fuerza.
Para ese momento los escuadrones de la Guardia de Páez y sus Lanceros habían entrado en acción, tres cuerpos son enviados a someterlos: Húsares de Fernando VII, Dragones y Carabineros de la Unión, el magno combate está en su máximo apogeo; las muestras de valor se multiplican; la Legión Británica resiste las embestidas simultáneas de varios cuerpos realistas, 17 de sus oficiales fallecen, entre ellos su comandante y dos oficiales superiores que le sucedieron. Aquí se ve la importancia del apoyo extranjero, siempre es necesario el apoyo de aliados de otros países.
Mientras tanto un Páez muy apasionado, alienta a sus hombres en el campo de batalla. Enardecido y delirante por la irreparable pérdida de Negro Primero, Páez se hace acompañar por un grupo de jinetes y va en busca de venganza, embiste al enemigo una y otra vez con una furia incontrolable, que inclinaría la batalla en favor del bando patriota. La elección de buenos y comprometidos generales es un factor imprescindible en cualquier confrontación.
El memorable triunfo republicano quedaría sellado a costa de nuevos sacrificios. El General Manuel Cedeño “el Bravo de Colombia” y el Teniente Coronel Julián Mellado, héroe de las Queseras del Medio, Pantano de Vargas y Boyacá, se lanzan impetuosos a limitar la ordenada retirada del batallón Primero de Valencey. Ambos son abatidos, por las últimas descargas de fusilería del cuerpo realista. Igual suerte sufre el coronel Ambrosio Plaza, comandante de la tercera división, al perseguir los restos del batallón Barbastro, un proyectil perdido atravesaría su joven y noble pecho. A veces, cuando creemos que hemos ganado persiste el peligro. No debemos confiarnos cuando el enemigo retroceda derrotado.
Con la victoria de Carabobo, la independencia de Venezuela queda prácticamente consumada, los españoles sobrevivirán apenas un año más, en Puerto Cabello y Maracaibo. Bolívar y su indetenible Ejército, logran un nuevo lauro en favor de la libertad definitiva del continente americano, a futuro, el Sur de nuestra América será el objetivo de sus espadas liberadoras.
Una buena batalla final y decisiva, bien planificada y ejecutada, es fundamental para la libertad e independencia de los pueblos de América. Aprendamos de ello.
Artículo de opinión
Realizado por: Cap/Alt Gustavo Bustamante;
Vicerrector Administrativo (E) UMC